El comunicado
En el primer semestre de este año han muerto en el país al menos 151 mujeres por situaciones de violencia. Se enfatiza al menos porque las estadísticas son incompletas ya que solamente surgen de lo que los medios de comunicación publican.
No se toma en cuenta los femicidios que luego son caratulados como accidentes de tránsito, muerte natural (donde luego de un episodio violento mueren varios días después en los hospitales), ni los suicidios o accidentes domésticos.
El informe da cuenta de un aumento del 20 por ciento respecto al año pasado. El 56 por ciento de los sospechados resulta ser el esposo, pareja, ex pareja o novio. En definitiva, el porcentaje demuestra que las relaciones íntimas de estas mujeres son relaciones peligrosas.
Cuando hablamos de violencia no hablamos de clases sociales, creencias religiosas, status socioeconómico, educación o raza. Debemos de tener en cuenta que la violencia no siempre es física. Las críticas permanentes, todo tipo de humillaciones, insultos, aislamiento de todos los seres queridos o familiares. El control económico, el sometimiento sexual, la destrucción de objetos personales, amenazas e intimidaciones constantes. Es la violencia que más cuesta reconocer, sin embargo, aún con la ausencia de maltrato físico no deja de ser dañina y causar problemas serios en las víctimas que la sufren.
El maltrato se mantiene oculto y se perpetúa por miedo, vergüenza, dependencia económica, sensación de culpa, confusión, resignación y muchas veces por falta de apoyo.
Debemos de tener en cuenta que: la violencia familiar no es un problema social. La violencia no es una enfermedad, es una conducta aprendida.
Los niños que viven en un ambiente familiar en que ven, escuchan y perciben la violencia, aprenden y heredan este modelo de relación entre las personas, motivo por el cual la violencia es una conducta heredada que se trasmite de generación en generación.
El deterioro de las víctimas que resulta como consecuencia de la violencia familiar, atenta contra la integridad de las personas, menoscaba la autoestima y la autonomía, conspira contra la integridad, la libertad y la dignidad.