Desde el año 2011, el Jardín de Infantes 904 de Salliqueló lleva el nombre del Dr. Osvaldo Balbín, médico y político que ocupara el cargo de intendente luego de la recuperación de la democracia en 1983, y falleciera en 1986. La institución se sumó a los homenajes preparados por el aniversario, con un acto que se llevó a cabo pasado el mediodía de este lunes 12, al cumplirse 30 años de su fallecimiento.
Se encontraban presentes el intendente municipal Jorge Hernández, el inspector jefe distrital Carlos Gallego y la inspectora de Nivel Inicial Carina Maranzana; familiares y amigos de Balbín, y papás de los niños que concurren a la institución.
La directora del Jardín Mariel Malacalza explicó que la intención de colocar un retrato en el ingreso a la institución tenía por objetivo que los niños conocieran a la persona que da nombre al Jardín, al tiempo que pidió a los hijos del ex intendente que evocaran su figura.
Luego de descubrir el retrato, Eduardo, Ana Lía, Fernando y Emiliano, hijos de Osvaldo Balbín, lo recordaron con emoción en sus aspectos familiares: “Mi papá era médico y después de muchos años de trabajar en La Plata decidió venir a vivir a Salliqueló, eligió este como su lugar en el mundo” contó Emiliano. “El hizo mucho por esta ciudad y este Jardín, por eso los hijos estamos muy emocionados. Primero porque le hayan puesto su nombre y después porque a 30 años esté tan vigente en los más grandes y los más chicos empiezan a conocerlo. Fue un gran médico, un gran intendente y para nosotros fue un gran padre” aseguró. Después de agradecer a las autoridades, pidió a sus hermanos que lo ayuden a recordarlo.
Ana Lía lo recordó en su faz de médico y padre: “Él se vino acá porque le gustaba mucho la medicina familiar. Cuando nosotros éramos chicos, nos llevaba en el auto, se bajaba a hacer esas visitas que duraban dos horas y nosotros nos quedábamos dormidos –contó entre risas. También le gustaba la pesca, llevarnos de campamento con nuestros amigos y primos”.
“Yo voy a contar la parte mala –aseguró Eduardo entre risas. Como no estaba en toda la semana porque trabajaba muchas horas por día, los fines de semana creía que los tenía que destinar a la familia. Y creía que al mismo tiempo tenía que transmitir el concepto del trabajo. Entonces los fines de semana había que trabajar. Sacar yuyos, regar las plantas o ir al campo a hacer algo, no podíamos juntarnos nada más que para charlar”.
“Yo voy a contar la parte linda –terció Eduardo. Yo trataba de no trabajar. A mí me tocó en suerte que me enseñara a jugar al ajedrez, que le gustaba mucho. También nos enseñó a manejar, era un buen maestro. Tenía un concepto de la vida muy claro: nos transmitió que había que estudiar, había que capacitarse. Era una persona muy ‘muchachera’, sobre todo en esta etapa, la del jardín. Después cuando empezabas la escuela parecía que aparecían las responsabilidades de golpe, tenías que ser ordenado, cumplir los horarios, estudiar”.
Los hermanos siguieron aportando más anécdotas y circunstancias familiares de la vida de Osvaldo Balbín: “Mi papá hizo un culto a la amistad y nosotros hoy en día seguimos recogiendo los frutos de eso” sintetizó Fernando. En el final, todos agradecieron a las autoridades y a todos los presentes por el acto con el que evocaron la figura del ex intendente.
