La idea comenzó a gestarse con la promesa de uno de los integrantes del grupo, José Luis Gabilondo: “Tiene que ver con el bienestar de mis hijos, prometí que cuando los tres tuvieran encaminada su vida en líneas generales; con familia, trabajo, y estudios, me iba a Luján a caballo. Cuando se enteraron en la agrupación se empezaron a sumar y se armó un grupo hermoso”.
Los seis integrantes que participaron de la cabalgata fueron: Emiliano Dil, Rolando Alaniz, Diego Bracamonte, Omar González, Jorge Risso y José Luis Gabilondo, además de Teo Castillo que acompañó con un colectivo donde llevaban el alimento para los caballos y todo lo necesario para la travesía.
Gabilondo contó que la cabalgata se organizó en poco más de un mes: “En mi caso la complicación era la fecha, no podía dejarla a mi esposa Miriam sola atendiendo la carnicería que tenemos ni tampoco cerrarla tanto tiempo, así que nuestro hijo Javier se pidió las vacaciones para venir a atenderla y ahí supimos en qué fecha salir, el Jueves Santo a las 7 de la mañana partimos desde la iglesia hacia Lujan”.
El viaje duró una semana y el itinerario fue planificado con antelación, el grupo comenzaba todos los días alrededor de las cinco de la madrugada a cabalgar al tranco hasta el mediodía, luego de almorzar reiniciaban la marcha sobre las 15 hs reemplazando los caballos y marchaban hasta encontrar un poblado donde pernoctar, entre 50 y 65 km fue el recorrido que realizaron diariamente.
Con respecto a los caballos Gabilondo afirmó que fueron atendidos perfectamente y no sufrieron el viaje, ya que se llevaban los relevos necesarios y se los alimento bien, además de tener colocadas herraduras.
Los seis integrantes que participaron de la cabalgata fueron: Emiliano Dil, Rolando Alaniz, Diego Bracamonte, Omar González, Jorge Risso y José Luis Gabilondo, además de Teo Castillo que acompañó con un colectivo donde llevaban el alimento para los caballos y todo lo necesario para la travesía.
Gabilondo contó que la cabalgata se organizó en poco más de un mes: “En mi caso la complicación era la fecha, no podía dejarla a mi esposa Miriam sola atendiendo la carnicería que tenemos ni tampoco cerrarla tanto tiempo, así que nuestro hijo Javier se pidió las vacaciones para venir a atenderla y ahí supimos en qué fecha salir, el Jueves Santo a las 7 de la mañana partimos desde la iglesia hacia Lujan”.
El viaje duró una semana y el itinerario fue planificado con antelación, el grupo comenzaba todos los días alrededor de las cinco de la madrugada a cabalgar al tranco hasta el mediodía, luego de almorzar reiniciaban la marcha sobre las 15 hs reemplazando los caballos y marchaban hasta encontrar un poblado donde pernoctar, entre 50 y 65 km fue el recorrido que realizaron diariamente.
Con respecto a los caballos Gabilondo afirmó que fueron atendidos perfectamente y no sufrieron el viaje, ya que se llevaban los relevos necesarios y se los alimento bien, además de tener colocadas herraduras.
“En el camino encontramos gente que nos brindó lo poco o mucho que tenían”
A lo largo del viaje los peregrinos fueron recibiendo el apoyo de diferentes personas: “Se nos acercaba gente muy humilde a ofrecernos lo que podían, agua para los animales o un pequeño corral con pasto, a todos quisiéramos agradecerles de alguna manera, esta noche nos acompaña en la cena una pareja que nos alojó en la primer noche en La Porteña”.
El grupo cabalgó entre diez y doce horas diarias, en cuanto al cansancio Gabilondo contaba que “Hay momentos que no sabés cómo ponerte, pero teníamos una motivación y unas ganas muy especiales, el despertador no sonó nunca porque siempre nos levantábamos antes, ensillábamos y salíamos, hay algo que no se sabe que es pero te va empujando y sacando el cansancio. No diría que lo hicimos fácil pero si muy a gusto”.
El momento de la llegada a Lujan: “Es difícil de explicar con palabras, llegar a semejante Basílica después de una semana de cabalgata con la sensación de cumplir la promesa es hermoso y emotivo, durante la misa el Padre nombró varias veces a Salliqueló y sus palabras me llegaron muy adentro”.
Por último el grupo agradeció a toda la comunidad que siguió la travesía por redes sociales y a integrantes del “Centro Tradicionalista el Ladero” que anteriormente habían realizado el mismo viaje y llamaban todos los días para enterarse de cómo estaban.
Picardía criolla
Luego de la cena el Padre Marcelo Cervetti dejó su mensaje y en tono amistoso dijo esperarlos en misa ya que no los veía, la respuesta de uno de los peregrinos provocó la risa de todos los presentes: “Es que nosotros nos sentamos muy atrás”.
El grupo cabalgó entre diez y doce horas diarias, en cuanto al cansancio Gabilondo contaba que “Hay momentos que no sabés cómo ponerte, pero teníamos una motivación y unas ganas muy especiales, el despertador no sonó nunca porque siempre nos levantábamos antes, ensillábamos y salíamos, hay algo que no se sabe que es pero te va empujando y sacando el cansancio. No diría que lo hicimos fácil pero si muy a gusto”.
El momento de la llegada a Lujan: “Es difícil de explicar con palabras, llegar a semejante Basílica después de una semana de cabalgata con la sensación de cumplir la promesa es hermoso y emotivo, durante la misa el Padre nombró varias veces a Salliqueló y sus palabras me llegaron muy adentro”.
Por último el grupo agradeció a toda la comunidad que siguió la travesía por redes sociales y a integrantes del “Centro Tradicionalista el Ladero” que anteriormente habían realizado el mismo viaje y llamaban todos los días para enterarse de cómo estaban.
Picardía criolla
